Nunca me ha gustado aquello de “cualquier tiempo pasado fue mejor”, tampoco soy nostálgico, pues creo que la memoria es selectiva ya que por regla general recuerda lo que quiere; ni siquiera añoro la juventud perdida, porque no creo que sea, ni mejor ni peor etapa que otra, en la vida de una persona.
Pero viendo las programaciones de los últimos años de los Conciertos de Viveros, en la Feria de Julio de Valencia, no puedo dejar de rememorar lo que esta ciudad casi llegó a ser. Creo que definitivamente se ha perdido la esencia cultural y modernista de una Valencia hoy sumida en un sin sentido de horteridad y pretenciosidad: con sus carreras de barquitos para ricos, sus carreritas de coches, también para ricos, por las vías públicas, y sus colosales albergues de arte y ciencia, eso si, bien atiborrados de cartón piedra.
En cuanto a Viveros 2008: no entiendo una programación plagada de artistas y grupos que nada tienen que ver con el mundo de la cultura; no entiendo la inclusión de algunos restos arqueológicos ya fosilizados, y que nunca tuvieron relevancia alguna en la música con mayúsculas; no entiendo la participación de algunos artistas, a los que podemos ver en las fiestas patronales de cualquier pueblo, en un contexto de pachanga y variedades; y por supuesto, no entiendo los precios de algunas entradas, dado que es un evento público. ¿O ya no lo es, señora alcaldesa?
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